Sol al menos 6 horas al día. Generalmente han de encontrarse en lugares muy soleados, aunque es conveniente que tengan un poco de sombra en ciertos momentos del día. La mejor situación es un lugar despejado, al sol, donde el aire pase fácilmente entre las ramas. La circulación del aire es importante porque así hay menos hongos. Un rosal cerca de un muro o rincón más húmedo, con menos circulación del aire, es más propenso al ataque de hongos. Resiste el frío, pero en climas con heladas fuertes es importante protegerlas en los meses más duros del año, envolviendo el tallo y las ramas con hojas secas, papel de periódico o algún plástico. No son muy exigentes en cuando al suelo. La mejor es la tierra arenosa-arcillosa, profunda, permeable, con buen drenaje. Buen riego y muchos nutrientes para que florezca con profusión. Al plantar rosas cerca de otras plantas, asegúrate que la competencia por los nutrientes y el agua no les afecte (abona y riega más). En el caso de que la Rosa esté cultivada en una maceta, la frecuencia de riegos será mayor. No mojar las hojas para evitar la aparición de hongos. Algo fundamental para el correcto crecimiento de esta planta es realizar una poda dos veces al año, una drástica en invierno y otra en la época primaveral. El primer año no hay necesidad de podarlos, sino que hay que hacerlo a partir del segundo año. Además es fundamental eliminar las flores marchitas para que no consuman recursos que precisan los capullos que están por florecer. Normalmente la multiplicación se realiza por injerto. Admite esquejes leñosos, semillas, acodo.